La cuerda del Inconsciente

La cuerda del Inconsciente

Ayer fui a pasear al parque ecológico municipal con mi compañera de vida y mi perrita, mascota de raza pequeña (rescatada de la calle) llamada Tigra. Me gusta ir a caminar, respirar aire puro y conectar con el verde del bosque y la calma de la naturaleza, los árboles atraen pájaros que también me reconfortan con su canto. Bajamos del auto y ni bien la dejamos salir sin su cuerda, Tigra mi perra, salió a explorar el bosque, metiendo su hocico por todos lados, disfruto tanto verla conectar con su instinto ancestral de rastreadora y cazadora, siento su alegría y disfrute al verla. Ella es la única mascota de la familia, como vivimos en una zona bastante céntrica no sale mucho, es muy activa y desobediente, tal cual niño que no conoce el peligro de la calle y los autos, entonces esta todo el día adentro de casa y el patio con un poco de césped, así que te imaginaras cuando sale a corretear por semejante bosque de lleno de aromas y sonidos diferentes. Para que ella disfrute de ese momento la dejo en libertad, sin su cuerda. Todo lo contrario, cuando salimos por la ciudad, ni un paso hacemos sin su cuerda tomada de mi mano. Ante cualquier señal de peligro ya sea para cruzar la calle o el encuentro con otro perro que no la recibe con cara de buenos amigos el tirón de mi mano en su cuello es el que la saca de ese riesgo de ser atacada por un perro o atropellada por un auto.

Todo estaba en calma entre Ale, mi compañera y yo, viéndola disfrutar el momento. Para nuestra sorpresa apareció una familia caminando por el bosque con su perro San Bernardo, lo llevaban atado, pero tigra es muy curiosa y como no ve nunca a otro ser de su especie siempre va a socializar y muchas veces no es bien recibida, igualmente ella es muy valiente y no se siente intimidada para nada, pero no sabe dimensionar que es de tamaño muy pequeño y es muy probable que pierda la contienda si es atacada.

Alejandra y yo nos alarmamos mucho tal cual padres que ven a su cachorro en peligro. Tomé la cuerda y fui a rescatarla antes que el San Bernardo la atacara. Tal vez no lo hacía, pero su actitud no era muy amigable. La amarramos a la silla de su mamá simbólica, Alejandra y se quedó expectante viendo como la familia con su mascota gigante se retiraba.

Al alejarse, le digo a mi compañera, ya está, se fueron, soltala para que siga explorando y disfrutando.

Tigra nunca se dio por enterada que había sido liberada nuevamente. Seguía sintiendo que estaba amarrada de la cuerda que sostenía su madre.

Me vino la siguiente reflexión. Imagine esa cuerda como un CORDÓN UMBILICAL IMAGINARIO. Como seguimos conectados, a lo largo del tiempo a ese resguardo y seguridad que nos da el útero materno. Cuántas veces, los humanos, no nos damos cuenta que somos adultos y no damos los pasos necesarios para avanzar en la vida, en un nuevo proyecto, una actividad diferente por miedo, sintiendo ese cordón imaginario que nos ata, nos retiene, pero a su vez nos protege de un aparente peligro. Eso somos, eso hacemos muchas veces, ante un nuevo desafío, por más adultos que seamos e independientes, valientes, nuestro niño interior, inseguro y con miedo se conecta con ese estado imaginario que le brinda el confort de estar seguro en el útero materno, conectado a través de ese cordón umbilical invisible que todo lo provee. Afecto, cariño, alimento, calor de hogar, casa, manada, familia, pertenencia y seguridad. Cuántas veces ante una adversidad nos viene a buscar el miedo que nos hace retornar al resguardo inconsciente.

Y esa cuerda sale de ese útero y sigue su camino, conectando también con dolores anteriores del resto de nuestros ancestros, que nos hace estar alerta ante el aparente peligro como así también sentir y saber cuando estamos al resguardo, sin miedo, sin conflictos.

Cómo nos protege nuestro inconsciente ¿verdad? Gracias Tigra por mostrarme como soy.

Salí a disfrutar y jugar, la vida es solo eso. LA CUERDA QUE TE UNE A TU INCONSCIENTE FAMILIAR Y BIOLOGICO SIEMPRE TE PROTEGE.

Gracias.