La adicción más silenciosa: yo.
¿Estoy eligiendo o estoy funcionando?
A veces creemos que ser nosotros mismos es un acto simple, natural, casi inevitable. Pero ¿qué pasa cuando esa “yo” que tanto defendemos y asumimos como identidad se convierte en una trampa? Cuando sin darnos cuenta, seguimos repitiendo patrones, emociones y formas de ser que ya no nos sirven, pero que parecieran estar tan arraigadas que se sienten inamovibles.
Este texto nace de esa pregunta: ¿Estoy eligiendo conscientemente mi camino, o simplemente estoy funcionando en piloto automático, repitiendo hábitos emocionales que ya no me representan?
Quiero compartir con ustedes un proceso profundo de descubrimiento personal, donde entendí que la mayor adicción que podía tener no era una sustancia ni un comportamiento externo, sino el hábito silencioso y casi invisible de ser “yo misma” sin cuestionar.
Si te pasa que, a veces, el dolor y la resistencia parecen inseparables de tu identidad, te invito a seguir leyendo. Tal vez juntos podamos abrir un espacio para mirar con amor y conciencia aquello que sostiene nuestras historias, y encontrar nuevas formas de elegirnos desde el corazón.
Descubriendo la adicción más silenciosa
Durante mucho tiempo creí que mi fuerza estaba en mi capacidad de resistir, de mantener hábitos saludables, de ser disciplinada y “espartana” con mi cuerpo y mi mente. Pensaba que eso era ser fuerte, ser yo. Pero en una consulta, cuando me sentía triste, impotente y atrapada en una espiral de emociones repetidas, mi consultor, mi perfecta creación, me dijo algo que resonó con una fuerza inesperada: “Eso se parece mucho a una adicción.”
Esa frase fue una luz en medio de la oscuridad. ¿Una adicción? ¿A mí misma? A ese patrón constante de dolor y desvalorización que repetía una y otra vez en mis vínculos, en mis pensamientos, en mi manera de estar en el mundo. Empecé a notar que, aunque mi vida mostraba disciplina y orden, había un circuito invisible que me mantenía funcionando en automático, atrapada en una versión de mí que ya no quería.
Reconociendo los gatillos invisibles
Lo que antes parecía solo tristeza o impotencia, se reveló como pequeños disparadores casi imperceptibles que me empujaban a caer en viejas zonas conocidas: miedo, desvalorización, aislamiento. Esos momentos que antes pasaba por alto, ahora los veía con claridad y, lo más importante, con compasión.
Fue como abrir un portal hacia un territorio desconocido dentro de mí, donde podía comenzar a desarmar ese hábito silencioso que me ataba a una versión dolorosa de mí misma. Empecé a notar cuándo surgía la primera emoción, esa chispa casi inocente que podía encender la rueda del sufrimiento. Y aprendí a no alimentar ese circuito.
Este proceso no fue ni es fácil ni rápido. Me toma tiempo, paciencia y mucha amorosidad conmigo misma. Pero con cada pequeño paso que doy hacia la consciencia, siento que recupero libertad. Libertad para elegir otra vez, para ser una mujer que no solo funciona, sino que realmente se elige.
El regalo de elegirme
Hoy sé que este camino es para toda la vida. No se trata de eliminar el dolor o las emociones difíciles, sino de reconocer cuándo esas emociones están sosteniendo patrones que ya no me sirven. Y, desde ahí, elegir conscientemente cómo responder.
Ser consultora de Bioexistencia Consciente me ayuda cada día a recordar que la verdadera transformación nace de esa consciencia de uno mismo. Y es ese mismo espacio el que ofrezco a mis consultantes: un lugar amoroso donde pueden comenzar a desenredar sus propios hábitos silenciosos y empezar a caminar hacia una vida más libre y auténtica.
¿Y vos?
Tal vez lo que más repetís no es lo que más necesitas. Tal vez, como yo, creíste que eras “así” y que no había forma de vivirte diferente.
Pero si te detuviste a leer hasta acá, es porque algo adentro tuyo también está listo para hacer esa pregunta: ¿Estoy eligiendo o estoy funcionando?
Te leo con amor en los comentarios…
Estoy funcionando, lo sé, me frustra, estuve una semana entera sin ánimo, de mal humor, con algunas lágrimas también…
No sé bien cómo pasar a elegir con tantas responsabilidades y casi sin tiempo personal.
Intuyo que es desde la acción, desde el movimiento, desde algún pequeño cambio aunque parezca insignificante.
Gracias por este testimonio!
Gracias a vos Gabriela, muy honrada por tu interés y comentario ❤️ Esta toma de consciencia tuya es un paso muy evolutivo hacía tu mejor versión y si, súper coherente lo que decís: es desde la acción que salís de lugar donde estás. Mi gran salto comenzó con la Bioexistencia Consciente , si no estás en consulta te invito a que lo intentes. Mis datos están en Instagram . Abrazo enorme