El viaje interior
La oscuridad, agua fluyendo, el sonido de un tambor profundo que marca el ritmo, todo está en calma. Hasta que ya el lugar te queda chico, te aprieta, ya no estás tan en calma, querés salir y en el momento que más difícil parece todo…naces. Tu primera inhalación, escuchas tu llanto y en seguida unos brazos te reciben y escuchas una voz que con amor te calma y te conectas con ese tambor profundo, el corazón de mamá. Las horas pasan, los días, semanas, vas creciendo y te empiezan a pasar muchas cosas. Algunas no te gustan, te duelen, sentís bronca, ira, asco, odio, pero no hay lugar para esas emociones en este momento y las guardas, las reprimis, las olvidas. Las nubes pasan en el cielo y así también tu vida, y una y otra vez aparecen esas situaciones que parecían estar en un cajón pero que se repiten cíclicamente y en vez de reaccionar, tu voz se apaga, tenés miedo, angustia, tristeza, pero eso tan salvaje, difícil de decir, es como un río pequeño que fluye en tu interior. Hasta que en un momento sagrado, cargando con el peso del tiempo sobre tus hombros decidis detener todo, ya te cansaste de repetir siempre lo mismo, de seguir sufriendo y no entender el porqué, ni muchos menos sospechar que existe un para qué, te pasa lo que te pasa.
Ese día comienza tu camino interior, el volver a vos, a través de los ojos de un fractal, alguien que hace de puente, que te abre las puertas al lugar donde están todas las respuestas, tu SER. A partir de allí comenzas a dar pasos que te acercan cada vez más a vos, la vida empieza a volverse liviana, el peso del dolor se va a apagando, y el para qué, de todo lo que antes parecía una maldición, empieza a emerger. Empezas a recordar que siempre fuiste uno con todo, y eso te da la posibilidad de hacerte cargo del cambio, y que es posible siempre desde vos. Pudiste ir a lo profundo de tus identidades y rescatar a ese que con tanta valentía tomó la posta más pesada, la de mostrarte el mayor dolor que ocurrió y una vez comprendido, asimilado, incorporado, se disuelve para dejar lugar a la paz, la felicidad, la salud, la abundancia. Lo lograste, sos el héroe y te toca, por tu valentía, recibir el regalo de todos aquellos sueños truncos que en tus otras vidas quedaron en solo eso, sueños. Abrís los ojos, secas tus lágrimas, pero esta vez de felicidad. Vivís en el mismo mundo que los demás pero al mismo tiempo en tu propio mundo. Agradecido y con la certeza de que podes afrontar lo que venga a vos de una manera diferente, porque sabes que existe una lógica y que tenés dentro tuyo todas las respuestas. La experiencia ha sido maravillosa…
Así siento que es mí vida y la de todos los que venimos a experimentar nuestro tiempo en la tierra. Todos podemos, si así nos lo proponemos, mirar de frente nuestros dolores y hacer el viaje del héroe, que no es ni más ni menos que el viaje a lo profundo de nuestro ser. Te invito a sanar.
Te leo en los comentarios….