Somos el universo, somos la tierra: la fractalidad de los elementos celulares en nuestro cuerpo.

Cuando miramos al cielo estrellado, nos invade una sensación de inmensidad.
Cuando caminamos descalzos sobre la tierra, sentimos que algo en nosotros se ordena.
Pero ¿y si esa conexión no fuera solo simbólica o emocional?

¿Y si fuéramos literalmente el universo y la tierra manifestándose a través de una experiencia humana?

En cada célula de nuestro cuerpo viven átomos que alguna vez fueron parte de estrellas.
El hierro que transporta nuestro oxígeno, el calcio que sostiene nuestros huesos, el silicio que estructura nuestras células…
Todos ellos fueron parte de una coreografía cósmica antes de formar parte de vos.

Y no están ahí por azar.

La ciencia nos dice…

Que el cuerpo humano está compuesto por elementos minerales, metales, y trazas infinitesimales que cumplen funciones vitales.
Pero la biología consciente va más allá: nos invita a comprender el lenguaje simbólico y arquetípico que esos elementos también expresan.

No sólo somos materia. Somos información condensada. Somos historia viva.

Cada elemento celular en tu cuerpo expresa una frecuencia. Una función biológica.
Pero también representa un arquetipo emocional, una vivencia, una parte de tu inconsciente que está actuando en este momento.

Fractalidad: cuando el todo se replica en la parte

La fractalidad es una de las claves más reveladoras del universo.

Un patrón que se repite, desde lo más vasto a lo más íntimo:
– Las ramas de un árbol,
– las espirales de una galaxia,
– los capilares de tu sistema sanguíneo,
– el camino de una emoción contenida…

Cada parte contiene la información del todo.

Cuando comprendemos eso, ya no podemos mirar igual al cuerpo.
No se trata sólo de salud. Se trata de identidad. De propósito. De consciencia.

¿Y los metales pesados?

En la medicina tradicional, los metales pesados son vistos como sustancias tóxicas a eliminar.
Pero en la decodificación consciente, también pueden ser puentes simbólicos hacia lo no dicho:

– El plomo y la rigidez para avanzar.
– El mercurio y la dificultad para adaptarse.
– El cadmio y el peso de lo transgeneracional.

¿Y si lo que intoxica no es el metal, sino lo que no fue expresado en tu historia?

Un llamado a recordar

El universo no está “allá afuera”.
La tierra no es algo que pisamos: es algo que somos.

Cada síntoma, cada desequilibrio, cada carencia mineral, es también una oportunidad:
Una señal para volver a escucharte.
Para reconectar con tu biología, tu historia, tu origen.

Porque sos el universo, sos la tierra…
Y tu cuerpo tiene mucho para decirte.

Te leo en los comentarios….

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